miércoles, 10 de abril de 2013

Antonio Hernández gana el Premio Alberti de Poesía con «El mundo entero»


El poemario es una crónica de la playa de Cádiz y sus personajes


El poeta gaditano Antonio Hernández fue galardonado ayer con el Premio Unicaja de Poesía Rafael Alberti, dotado con un millón de pesetas, por su poemario «El mundo entero». La sevillana Charo Prados obtuvo el accésit por su libro «Tan alta soledad». Ambas obras fueron elegidos por unanimidad por un jurado integrado por escritores y que emitió su fallo en la Fundación Rafael Alberti en el Puerto de Santa María (Cádiz).

    Ganar el premio Rafel Alberti supone para el escritor y premio Nacional de la Crítica, Gil de Biedma y Miguel Hernández, entre otros, «una enorme satisfacción al unir el nombre de Alberti al mío». Alberti, nos cuenta Hernández, «fue para mí determinante en mi formación. Creo que es un poeta tan completo y tan importante que todavía sigue siendo desconocido, no porque no se hayan hecho estudios sobre él, sino porque tiene tantos registros y tantos matices que siempre se abren nuevas posibilidades y contenidos al lector».

    El jurado del premio, compuesto por los escritores Antonio Colinas, Gonzalo Santonja y Felix Grande, junto a Alfonso Canales, representante de Unicaja, Abel Feu de la editorial Renacimiento y Alejandro López Andrada, ganador de la anterior edición del premio, resaltó la calidad poética del libro donde se advierte «una gestación muy cuidada y lenta», una obra que tachó de «muy gaditana, pensada y vivida en todo el espacio mítico de la bahía.»

    Antonio Hernández, que preside actualmente la Asociación Andaluza de Críticos Literarios y es autor de más de una treintena de libros de poesía, narrativa y ensayo, señala que en «El mundo entero» sigue su línea habitual de poeta respecto a la estructura: «No escribo poemas para montar un libro sino un sólo poema fragmentado pero único». En este sentido, las características técnicas del libro siguen siendo las mismas, pero «hay incorporaciones que le dan nuevas perspectivas y posibilidades a la poesía como son las inclusiones de elementos irónicos y sarcásticos, que estaban en mi narrativa pero no en mi lírica». Pero todo ello -añade el poeta- manteniendo «esas constantes que la poesía no puede olvidar como son la emoción y la ternura».

    El poemario, como no podía ser de otra forma partiendo de un autor gaditano, esconde una marcada mirada albertiana, una esencia poética que el escritor admite con orgullo ya que piensa que «toda la poesía española tiene claves albertianas ya que hablamos de un maestro de la lírica y un referente inevitable en la literatura. Mi libro resalza quizá más todavía esa esencia porque navego en el territorio albertiano del mar, la playa y las gaviotas, pero tratando los temas con una tonalidad diferente».
    La temática del libro, revela Antonio Hernández, responde a «una crónica de la playa de Cádiz en verano con todo su repertorio de bañistas, de vendedores de baratijas, mendigos y otros elementos exóticos como los vendedores de biblias», pero a su vez -matiza- presenta «la lucha de contrarios y supuestos en una playa y su paseo marítimo donde se manifiesta de manera rotunda la belleza y la fealdad, la opulencia y la pobreza, la juventud y la vejez». Y todo esto funciona, según su autor, desde una anécdota, «que yo espero se convierta en categoría solidaria».
    El libro, concluye, «es un poema único en el que integro todas las características de los distintos géneros literarios ya que entran en conjunción desde el ensayo y la lírica, hasta el teatro o la narrativa, todo con un acento poético».

No hay comentarios:

Publicar un comentario